F. LAS FUNCIONES DE LA LEY DE DIOS 17 LOS MANDAMIENTOS DE DIOS SON UNA REGLA NO-LEGALISTA DE OBEDIENCIA ____________________________________________________ "La Ley nos envía al Evangelio para que seamos justi- ficados; y el Evangelio nos retorna a la Ley para in- quirir cual es nuestro deber como gente justificada."
La Ley es Valida desde Todo Angulo Los capítulos previos han explorado el tema de la Ley de Dios en la ética cristiana desde una gran variedad de perspectivas. Nosotros hemos consentido que con toda certeza teológica hay que afirmar que los creyentes siguen hoy en día obligados a obedc- cer la Ley de Dios. Cuando nos preguntamos que dice la totidad de la Biblia acerca del estándar, el motivo, y la meta de la morali- dad cristiana, la respuesta es que la Escritura apunta consistente - mente hacia la validez de la Ley de Dios en nuestras vidas. Desde la perspectiva normativa la Biblia enseña que la totali- dad de la Palabra escrita de Dios es nuestro estándar de conducta, que el trato basado en el pacto de Dios con los hombres (incluso Sus estipulaciones para Su pueblo) es esencialmente uno, que la santidad inmutable de Dios esta transcrita para nosotros en Su Ley, que el Hijo de Dios nos dio un ejemplo al guardar la Ley, y que el Espíritu do Dios moldea a los creyentes según el modelo de justicia que se encuentra en la Biblia. l36
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l37 Desde la perspectiva personal o motivacional la Biblia nos muestra que la gracia, la le, y el amor cooperan para producir obediencia al modelo santo de los mandamientos de Dios. Desde la perspectiva teleologíca o consecuencial la Biblia ex- plica que la Ley del Señor fue revelada para el bien de Su pueblo, y de este modo hay una bendición prometida para los individuos y las Sociedades cuyas actitudes y acciones se someten a las estipulaciones de Dios. La conclusión teológica de que la Ley de Dios continúa siendo hoy en día una regla valida de vida cuenta con el apoyoespecífico de los texto del Nuevo Testamento que tienen que ver con el terna. Hemos explorado la manera en que los autores del Nuevo Testamento tratan los requisitos legales del Antiguo Testamento, sólo para encontrar que hoy en día se le da aún mas aprobación a la vigencia de la Ley. Esto se ha observarlo en el uso de la Ley contenido en la enseñanza de Jesús y Sus apóstoles, la autoridad de la Ley implícita en los principales temas éticos del Nuevo Testamento, y en la aplicación de la Ley incorporada en los juicios morales del Nuevo Testamento. Finalmente, una comparación extensa de lo que el Antiguo Testamento decía acerca de la Ley de Dios con los correspondien-tes temas en el Nuevo Testamento, reveló que hay una aćtitud común hacia la Ley y una continuidad asumida entré los pactos en cuanto a los principios morales de Dios en la Ley—a pesar de que el Nuevo Pacto presentó elementos importantes de discontinuidad referente a la relación del creyente con la Ley. En la era del Nuevo Pacto la Ley del Antiguo Pacto del Señor retiene su vigencia obligatoria. Así que, tanto el discernimiento teológico como la enseñanza específica del Nuevo Testamento coinciden en apoyar la Ley de Dios como estándar de conducta. Si una persona desea agradar al Señor, entonces tiene que intentar ajustar sus pensamientos, palabras, y obras con las normas proclamadas en la Ley de Dios. Por cierto que la ética cristiana abarca mas que la Ley de Dios (considerando por ejemplo, asuntos como la capacitación, moti- vación, maduración, discernimiento, y la aplicación éticas), pero
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nunca puede estar satisfecho con algo menos que la Ley de Dios — porque la Ley suple un modelo y criterio de vida que honra a Dios.
La Ley Es Natural, Universal Como ese modelo y criterio es inmutable, la Ley sigue siendo hoy en día uno de los puntos principales de la ética cristiana. El estándar de santidad revelado por la Ley no es particularmente para los judíos del Antiguo Testamento, ni tampoco lo es úni- camente para los redimidos por Dios. Ése modelo es univer- salmente obligatorio para todos los hombres creados, ya que es "natural" en el sentido de que es propio de la relación Creador- creatura, y en el sentido de que es revelado como obligatorio para toda la humanidad (ya sea por medio de la creación y la concien- cia, o por medio de la revelación escrita especial). El estándar de la Ley permanece en plena vigencia en su demanda sobre nuestra conducta como criaturas de Dios. La falta de obedecerla nos hace pecadores. Cristo no vino para quitar el estándar que nos hace pecadores, sino para expiar por el pecado que nosotros cometemos. El Espíritu que Él da a los creyentes obra para producir obediencia al estándar de justicia anterior- mente rechazado en la Ley. En el juicio final, se juzgará a todos los hombres a luz de ese mismo estándar inmutable. En toda edad. estado, o circunstancia que se encuentre el hombre, su norma de piedad sigue siendo la Ley revelada de Dios. En conformidad, en l774 Juan Newton, el teólogo, autor de himnos, y ex-dueño de barcos de esclavos convertido al abolicio- nismo, escribió: "Es un uso ilícito de la ley, es decir, un abuso de tanto la ley como el Evangelio, el pretender que su realización por Cristo liberta a los creyentes de cualquier obligación hacia ella como regla. Tal afirmación no solo es mala, sino absurda e imposible en sumo grado: porque la ley está fundada en la relación entre el Creador y la creatura, y debe permanecer ineludiblemente en vigor por cuanto esa relación subsiste. Mien- tras que Él sea Dios, y nosotros creaturas, en cada cambio de estado o circunstancias posible o imaginable, Él debe tener un
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derecho sin rival a nuestra reverencia, amor, confianza, servicio, y sumisión." 1
La Ley Afirmada en la Tradición de Westminster Uno de los comisionados a la Asamblea de Westminster era Samuel Bolton, un estudioso reformado reverente que se inquietó por las declaraciones hechas en su tiempo por los que se llamaban los "anti-nomianos" (los que estaban en contra de la Ley de Dios como una regla de obediencia, sobre la alegada base de la gracia gratuita de Dios en el Nuevo Testamento). En 1645, mientras la Asamblea de Westminster estaba aún en sesión, Bolton publicó un tratado titulado, Los Límites verdaderos de la libertad cristiana. 2 En él, él expuso argumento tras argumento tomados de la Escritura para probar que no estamos libres hoy en día de las obligaciones morales de la Ley de Dios y que la Ley era compatible con la gracia de Dios. El meollo del tratado de Bolton se resume en estas palabras: "Nosotros reprimimos la ley con respecto a la justi- ficación, pero la elevamos como una regla de santificación. La ley nos envía al Evangelio para que seamos justificados; y el Evangelio nos retoma a la ley para inquirir cuál es nuestro deber como gente justificada." 3 Hablando de Mateo 5:17-18, Bolton dijo, "esto parece indicar muy completa y claramente la continuidad de la obligación de la Ley," y el siguió fortaleciendo su observación apelando a Romanos 3:31; 7:12, 22, 25: Stg. 2:8; y 1a Juan 2:4; 3:4. "Por lo tanto, ya que Cristo, quien es el mejor exponente de la ley, tan considerablemente la fortalece y confirma (véase el Sermón del Monte, y también Marcos 10:19); ya que la fe no suplanta, sino fortalece la ley; ya que el apóstol tan frecuentemente apremia y urge los deberes mandados en la ley de Dios en su mente, y recalca que él estaba bajo la ley de Cristo (1a Co. 9:21); yo puedo _________________ 1. Letters of John Newton (London: Banner of Truth Trust, 1960, pág. 46). 2. The True Bounds of Christian Freedom, reprinted (London. Banner of Truth Trust, 1964). 3. Ibid., pág. 71
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deducir correctamente que la ley, por su misma esencia, es aún una regla de vida para el pueblo de Dios .... Si Cristo y Sus apóstoles mandaban los mismos que requería la ley, y prohibían y condenaban lo mismo que la ley prohibía y condenaba, entonces ellos no la abrogaron sino que la fortalecieron y la confirmaron. Y esto es exactamente lo que ellos hicieron: véase Mt. 5:l9 .... Pero el que viola la ley peca, como dice el apóstol; ‘El pecado es infracción de la ley' (1a Juan 3:4), y donde no hay ley, tampoco hay trasgresión’ (Ro. 4:15). Por lo tanto, los cristianos están obligados, si van a evitar el pecado, a obedecer la ley."4 Desde luego, Bolton reconoció que el cuerpo de la Ley del Antiguo Testamento fácilmente se categoriaza en leyes morales, judiciales, y ceremoniales―es decir, principios generales, aplica ciones ilustrativas, y el camino de la expiación, Bolton vió la Ley ceremonial como el acto de proveer a los judíos con una forma de adoración que anticipaba la obra salvadora de Cristo y es- tablecía una separación entre el pueblo de Dios y el mundo (los gentiles). La Ley judicial proporcionó "una regla de equidad común y pública" en los asuntos civiles. 5 Es evidente en el capítulo 19 de la Confesión de Fe de West minster—especialmente a luz de la exposición del Catequismo Mayor de la Ley de Dios—que los autores de la Confesión esta- ban totalmente de acuerdo con Bolton en estos asuntos. La Ley de Dios como entregada a Moisés expresa la misma regla perfecta de justicia que es obligatorio para el hombre creado, aun antes de la caída (l9:l―2). El cuerpo de la Ley contenía leyes ceremoniales que tipificaban la obra salvadora de Cristo y ciertas instrucciones morales relativas a la separación santa del pueblo de Dios del mundo incrédulo (l9:3). También contenía leyes judiciales formuladas particularmente para el antiguo estado civil judío, cuya equidad general siguen siendo obligatoria para la humanidad (19:4). Aunque la Ley no es una manera de justificación personal, continúa siendo una regla ___________________________ 4. Ibid, págs. 61,62, 66. 5. lbid., pág. 56.
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de vida tanto para los salvos como para los incrédulos; Cristo en el Evangelio no abroga sino fortalece esta obligación (l9:5-7). Esto NO Es "Legalismo" Nos vemos forzados a concordar con la Introducción del Editor de la reedición de la obra de Bolton contra el antinomia- nismo: "El estigma del "legalismo" lanzado muchas veces contra los que formularon la Confesión de Fe de Westminster no encuentra justificación en esta obra instructiva y edificadora." 6 Mantener la plena autoridad de la Ley de Dios ―—conclusión a la que cada enfoque de estudio bíblico nos impulsa —― implica de alguna manera impopularidad para con mucha gente en la actualidad, y será tildadn como "legalismo." Juan Murray podía contestar simple- mente a tal acusación: "De cierto es raro que esta clase de anti- patía a la noción de guardar los mandamientos sea tomada en serio por cualquier creyente que es un estudiante sincero del Nuevo Testamento." 7 En vez de tratar con los numerosos argumentos textuales y teológico; que apoyan la validez de la Ley hoy en día, algunos prefieren tomar un camino mas fácil descartando tal idea y ponien- dole la etiqueta de "legalismo." Pero la etiqueta no se adhiere. Ni tampoco desaparecerá la esencia de nuestro deber moral ante Dios por el mero conjuro de una palabra. _______________________________ 6. Ibíd., pág. 12, 7. Principles of Conduct (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1957), pág. 182. |